segunda-feira, 12 de julho de 2010

CONEXIONES DEL ALMA




Obra: Juan Carlos Iacaruso


He compartido y sigo compartiendo con Darío Gómez Sánchez aquí en Rio de Janeiro largas veladas existenciales, esas donde uno se pregunta 
¿porque estoy aquí?, ¿para donde voy?, ¿donde me quedare?. Las mismas preguntas que imagino nos haríamos viviendo en nuestro país. Hasta ahora no hemos encontrado respuestas pero si nuevos motivos para seguir tomándonos un chocolatito colombiano en una tarde carioca con temperatura de 29 grados, seguir extrañando las arepas, los buñuelos, el quesito costeño o tener una disculpa para fijar una fecha sin fecha y cocinar juntos un buen sancocho de gallina.

Con Darío no sólo comparto mis crisis existenciales o la nostalgia por los gustos gastronómicos regionales, con él al igual que con Juan C. Iacaruso el artista plástico argentino autor de la obra que ilustra este articulo y mi actual compañero “de formula”, comparto nuevas formas de estar aquí en un país que no es el nuestro pero que lo sentimos y hacemos propio porque es en este lugar que los tres sentimos que "somos" y "estamos".

Comparto la obra aún no terminada y sin titulo de Juan y el articulo de Darío. Desde estas reflexiones y desde los sentimientos que Juan Carlos y Darío me inspiran me atreveré sin permiso a bautizar la obra y el texto como; CONEXIONES DEL ALMA

AL FINAL, NADA JUSTIFICA LAS FRONTERAS...


"Me quedé pensando en la cita de Julia Kristeva donde dice que todos somos extranjeros ¡Me parece tan cierto! Aquí y ahora, un ejemplo simple de eso, son los mismos brasileros: los nordestinos hablan de Rio como si fuera otro país, y muchos cariocas (que ya pasearon por Europa) nunca fueron a Bahía ni a Recife. Pero no es sólo lo geográfico (que en Brasil se justifica por las extensas distancias) lo que nos hace extranjeros, es también lo cultural. En Colombia, por ejemplo, muy poco se parece un bogotano a un llanero, y los costeños se parecen más a los cariocas que a los antioqueños. Algo semejante sucede en Alemania e Italia: los habitantes del sur son bien diferentes de los del norte, o en España, donde un catalán niega cualquier semejanza con un gallego. Y en Argentina nadie quiere parecerse a los porteños, incluyéndolos a ellos. Ni la geografía ni la cultura constituyen límites definitivos, y ni hablar de las emociones o los sentimientos. Se dice que Brasil es el país que inventó la saudade, pero más nostálgico me parece Buenos Aires; y a los alemanes se les acusa de excesivamente racionales, pero con la filosofía idealista inventaron la sensibilidad romántica. Los mexicanos pueden ser despechados como una ranchera, trascendentales como un tango o fiesteros como una cumbia. Un colombiano puede ser las tres cosas en un mismo día o al mismo tiempo, como también lo puede ser un japonés o un brasilero… Al final, nada justifica las fronteras, porque hasta de nosotros mismos somos extranjeros". 

Darío Gómez Sánchez

6 comentários:

  1. Hola, os saluda una extranjera de España. Contestando al artículo de Darío, las fronteras no aportan nada pero sí es cierto que todos tenemos una identidad nacional, nos guste o no. Cuando nacemos ya formamos parte de un sistema familiar, de un sistema nacional que nos va moldeando y dando experiencias, reglas sociales implícitas, una educación determinada por esos sistemas, una gastronomía, unos olores, unas músicas que forman parte de nosotros por mucho que reneguemos...
    Estos días en mi país hay una exaltación de la identidad nacional nunca vista, todo por la copa del mundo de fútbol. En este país mío que arrastra tanto karma nadie quería ser español hasta antes de ayer. Y sí han jugado bonito y tal pero ese delirio colectivo es como para sospechar que vendrá un bajón de cuidado, volveremos a la crisis y no sólo la existencial, quemaremos las banderas de España y volveremos a la de nuestros respectivos e irreconciliables pueblos de villa arriba y villa abajo..Los catalanes volverán a odiar a los madrileños que a su vez odiarán a los vascos que despreciarán a los gallegos...
    Siempre nos quedará la paella...¡y la tortilla de patata!

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  2. Que suerte la mia: Nací lleno de privilegios: En el sur de Francia, Perpignan, color de piel blanca, dentro del nido de una familia de emigrantes; mi madre gallega, mi padre catalán. Después, crecí en Barcelona, imaginen la de privilegios que viví durante mi infancia y adolescencia: Educación, cultura, salud, acceso al conocimiento, oportunidades, aprender de tantos errores colectivos. Y ahora vivo desde hace 3 años en Brasil, aprendiendo a amar a todos los seres vivos, a tener mejor compasión, ser solidario y sobre todo a inventar a cada instante, mi vida y actuar e intentar cambiar la realidad que me rodea. En el fondo, aprendiendo a no sentirme a cada encuentro, un extranjero más, sino simplemente un jardinero, llevando en mi bolsillo, semillas de cambio.
    Que lindo viaje, poder viajar con sentido y sensibilidad por tod@as las culturas del mundo, aprendiendo, compartiendo, sin sentirme extranjero.
    Amor, alegria y belleza para vuestr@s corazones jóvenes.
    Abrazo de Daniel

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  3. Niza se despierta suave. El aire cálido pero aún fresco del Mediterráneo inunda sus calles. Una noche de risas y fiesta a la espera del primer tranvía de la mañana. El sol ya penetra sin piedad por sus ventanas, es verano y nos mezclamos con los madrugadores jubilados que irán a buscar sitio entre las piedras de la playa. Es hora de ponerse las gafas de sol, ya estamos en nuestra parada, Acrópolis...

    Un capítulo más de mi vida llamado Niza.

    José M.

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  4. José M, Ana y Daniel gracias por vuestros comentarios llenos de reflexión, crítica, poesía y humor. Hace un día de lluvia en Rio de Janeiro y un frío carioca de 22 grados, me pregunto como estará el tiempo en Niza, en Madrid y en Paraty, tomo un café y releo los comentarios, veo las piedras en la playa, siento el aroma de la rica tortilla de patatas que hace mi amiga Ana y me encuentro en este viaje con Daniel en Paraty…

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  5. Hoy quité la bandera de España que ondeaba en mi terraza por la victoria de la Copa del Mundo de fútbol. Con cuidado la guardé donde nunca antes había estado, en un cajón. Y es que jamás, hasta estos días, había tenido uno de los símbolos constitucionales de este país, que es el mío, en mi casa. Pero mientras la sacudía del calor del verano, la doblaba con cuidado y abría el cajón, pensaba... juro que la bajaré al trastero si siguen juegando con ella en el terreno político.

    José M.

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  6. Masaya duerme al frescor de su lago homónimo. Masaya tiene malecón, como La Habana, pero su agua no es salada, sino dulce, como el cariño de sus gentes. Masaya no es Granada, ni tampoco León, pero como ellas, se encuentra enclavada en Nicaragua. Allí, las flores y su folclore llenan de luz y risas las raíces nicaragüenses. Ya lo decía Rubén Darío, el príncipe de las letras castellanas, Nica de naturaleza:
    Por doquiera que yo vaya,
    el recuerdo irá conmigo
    del corazón de Masaya,
    tal hidalgo y tan amigo.

    Son retorno y despedida
    juntos en este momento;
    Mas de Masaya florida
    el recuerdo en mi pensamiento
    irá por toda la vida.

    A esta región hechicera
    no quiero decir adiós
    que la vea antes que muera
    que esté siempre en primavera
    y que la bendiga Dios.

    Entre el Atlántico y el Pacífico Nicaragua sueña.

    José M.

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